miércoles, 1 de junio de 2011

Yasuteru Yamada: Un héroe del solidarismo de Japón

Resulta increíble y en cierto modo avergonzante para el resto observar a Japón y ver como las resoluciones que llevan a cabo en medio de una catástrofe natural de dimensiones apocalípticas se llevan con total orden, con la participación de todos los ciudadanos, sin disturbios notorios y con total entrega de los ciudadanos por salir adelante.

No es pesimismo, es simplemente cierto. En muchos otros países se ha observado que la recogida de alimentos en una crisis se convierte en una epopeya al todo el mundo pelearse por coger algo. En Japón las tareas de reconstrucción, concienciación y ahorro eléctrico debido a las dificultades de las centrales, gestión de transportes y todo avanza a un ritmo vertiginoso. Esto es gracias a una nación donde hay mucha entrega por el bien común, donde se trabaja por sacar una nación adelante y no tanto por uno mismo.



Yasuteru Yamada, un jubilado japonés de 72 años, estaba viendo las noticias sobre la central de Fukushima en televisión cuando se dio cuenta de que era el momento de que su generación pasara a la acción. Decidió que debían ser los mayores los que se expusieran al riesgo de la radiación nuclear y no los más jóvenes.



"Tengo 72 y la probabilidad de vivir entre 13 y 15 años más", explica.

"En el caso de que la radiación me afecte, el cáncer tardaría entre 20 y 30 años en aparecer".

En pocas semanas gracias a la convocatoria de Yamada a viejos compañeros de diversas ingenierías surgió el Cuerpo de Veteranos Especializados, como se hacen llamar, compuesto por más de 200 ingenieros jubilados y otros profesionales, todos de más de 60 años. Los voluntarios están tratando de convencer al gobierno para que les deje operar en la planta nuclear accidentada el 11 de marzo, pero las dificultades políticas hacen muy delicado hacer que la empresa pueda aceptar: Supondría una calamidad.


"En este momento lo que puedo decir es que estoy hablando con muchos altos cargos del gobierno y de Tepco (la empresa que opera la planta)", revela. "Pero no puedo decir mucho más en este momento. Es un asunto políticamente muy, muy sensible".

Casi tres meses después del terremoto y del tsunami, la planta sigue emitiendo radiación. Para enfrentarse al desastre, Japón ha elevado el límite de exposición a la radiación al que se exponen los trabajadores de emergencias de 100 a 250 milisieverts. Tepco reconoce que estas medidas no siempre se han cumplido con todos sus trabajadores, llegando a sobrepasarse el límite.

Otros compañeros de Yamada alegan:
"No creo que yo sea particularmente especial", afirma. "La mayoría de los japoneses tienen ese sentimiento solidario. La cuestión es si dar un paso adelante o quedarse aparte y observar". 

Japón se debate ante un destino incierto, del que costará mucho recuperarse, pero definitivamente, si algo posee es potencial humano y solidario para salir adelante. Espero que los héroes, que desde antaño plagan nuestras leyendas nunca dejen de aparecer a lo largo del mundo, porque a veces parecen ser la única salvación a una humanidad aletargada, que observa sin actuar como estamos destruyendo el mundo.

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